27 de mayo de 2017

Luz


Luz entró en la habitación.
Entre las cortinas. Por la ventana entró.
Miró las cajas durmiendo sobre el armario junto a muñecos y un viejo almohadón.
¿Soñarían las cajas con lo que hay en su corazón?
Luz despacito recorrió cada rincón.
Descubrió.
Contempló.
Admiró.
Buscó.
Jugó con duendes, hadas y algún jarrón.
Leyó los libros del estante marrón.
Brillante como siempre, por los cuadros de la pared se deslizó.
¿Cuál sería el personaje que más le sonrió?
Luz es suave. Y suave ilumina todo alrededor.
Adora entrar tibia y posarse sobre el rostro de Eli. Porque ama su color.
Cosquillas en los párpados y poco de comezón.
Y sus ojos celestes, Eli le regaló.

mjs



Pintemos



Ansiedad, no entiende de ciertos juegos. Y si bien, Sosiego la alienta a jugar a las escondidas, ella se niega.
Se niega.
No de aburrida, ni de necia. De impotente se niega. Solo imaginarse escondida esperando… el pecho le aprieta.
Sosiego le dice: “¿Entonces?”

“Pintemos”, responde. Y sigue: “De muchos colores. De todos colores. De muchas canciones. De todas canciones. De muchos cuentos. De todos cuentos. De muchas miradas. De todas miradas. De muchos nosotros. De todos ellos.”

Sosiego piensa. Y luego busca sereno. Saca de su morral todo lo bueno: muchos pinceles y muchas manos; muchos ojos y muchas ideas; muchos lugares y muchas caricias; muchos aromas y muchas sonrisas; muchos amores y muchas margaritas.
Ansiedad no aguanta y pinta.
Y pinta.
Pinta y pinta.
Todo de prisa. Libre y volando. Suelta y cantando.

mjs